Muchos dicen que ya no existen jóvenes idealistas, que se quedaron en los grandes movimientos de la historia, como mártires de la Revolución Francesa, de la Guerra Civil Española, del halconazo del 68, de las Guerras Mundiales, del movimiento estudiantil coreano de 1960, o de las protestas estudiantiles en China en los finales de la década de los ‘80; dicen que esos eran hippies, los fachosos, piojosos, drogadictos, hippies. Dicen que se quedaron ahí, derrotados, acabados, que se dieron con todo contra el sistema tan sólo para darse cuenta que el cambio es imposible, que la esperanza es absurda. Otros no tan radicales, miran a esas épocas con cariño y quizá un poco de envidia, creyendo que fue un tiempo de ensueño que jamás volverá a existir porque esa juventud ya no existe, se murió, se volvió obsoleta, colgó los tennis y las ganas y punto final. Esa juventud que llenaba de vida a nuestro país, a nuestro mundo. Esa juventud que era la fuerza impulsora de los cambios, cuyas mentes frescas se atrevían a tener esperanza, a soñar en una nueva sociedad. Esa juventud que al contrario de lo que nos dicen alcanzó grandes cambios en el mundo, cómo la renuncia de L.B. Johnson para la presidencia lograda por la protesta estudiantil de 1968, o la renuncia de Syngman Rhee en Corea. Esa juventud, que dicen, está ahora “pasada de moda”.
Miren a la juventud actual (si lo sé, sueno como abuela bigotona, debería de decir más bien mírennos) Estamos inertes, tan estancados como todo lo que nos rodea. Somos una masa uniforme, incapaz de pensar por sí misma, indolente, desesperanzada, controlada. Todos somos dependientes por voluntad propia, completamente seducidos por el “glamour” de la mercadotecnia. Pareciera que los jóvenes de ahora vivimos en una realidad alterna, completamente enajenados de nuestro entorno. El aprendizaje no despierta ningún interés en nosotros, no existe nada que deseemos saber, nada que deseemos entender. Ya no dudamos, ya no nos rebelamos (por más grupos chafitas de ex bulímicas y gays dizque liberados que fabriquen, no se dejen engañar: ya nadie se rebela), lo único que tenemos de rebeldes son las drogas, nos concentramos en la destrucción de nosotros mismos en vez de la del sistema que nos controla.
¿No les llama la atención esta descripción? A mí me parece sospechoso. Es extraño que los que alguna vez causaron problemas a las instituciones gobernantes, el extracto social que alguna vez fue la fuente de nuevos pensamientos, sea ahora el extracto social más consumista, el blanco número uno del marketing. Es raro que de repente todas las armas de control mental que tiene nuestra sociedad estén apuntadas a nosotros. Es curioso que seamos la parte de la sociedad más maniatada. Miren los medios, miren la “educación”, miren los “iconos” ¿hay ahí algún resquicio por el que nuestra mente pueda dar un respiro? Los jóvenes somos los que más utilizamos la televisión, ¿qué encontramos en ella? Programas insulsos, vacíos, masticados, repletos de mensajes de indolencia, que hacen flácida la mente, que nos distraen de las cosas que quizá podrían despertar en nosotros las ansias de cambiar, de rebelarse realmente. Los jóvenes somos los que más utilizamos el Internet, ¿cuál es la información que se encuentra más fácil? Las noticias amarillistas, o tratadas, mensajes de cómo debemos ser, cómo nos debemos ver, de cómo nos debemos comportar, ¡Vaya libertad! Parece que de todos lados nos llegan gritos que dicen: ¡Compra mi producto y no pienses más! ¡Te entregamos ideas pre-hechas para que sólo tengas que preocuparte por tu imagen! ¡No tomes alcohol pero sinceramente eres muy aburrido si no lo haces! ¡Si eres bello no importa que no sepas contar los dedos de tu mano! ¡Deja la política para otros! ¡Deja tu educación para otros! ¡No hagas preguntas!
Aunque todo indique que somos libres, dado que podemos pensar lo que queramos y decir lo que pensamos ¿por qué está sensación de opresión? Si tenemos una constitución que nos garantiza la libertad… quizá lo que no tengamos es una sociedad que nos garantice la libertad. La sociedad es la que nos oprime cómo jóvenes, y es porque ella misma también está bajo el yugo de la manipulación. Por eso yo les digo, juventud de ahora, gigante embrutecido, no necesitas de nadie para liberarte, tu solo te bastas. En palabras de los jóvenes parisinos del 68: Sean realistas, pidan lo imposible. Cuando los examinen, respondan con preguntas. Olviden todo lo que les han dicho, comiencen a soñar. Arriba la comunicación, abajo la telecomunicación. La mercadotecnia es el opio del pueblo. Compran su felicidad, róbenla. Desabróchense el cerebro tanto cómo sus braguetas. ¡¡¡Creen!!!
Miren a la juventud actual (si lo sé, sueno como abuela bigotona, debería de decir más bien mírennos) Estamos inertes, tan estancados como todo lo que nos rodea. Somos una masa uniforme, incapaz de pensar por sí misma, indolente, desesperanzada, controlada. Todos somos dependientes por voluntad propia, completamente seducidos por el “glamour” de la mercadotecnia. Pareciera que los jóvenes de ahora vivimos en una realidad alterna, completamente enajenados de nuestro entorno. El aprendizaje no despierta ningún interés en nosotros, no existe nada que deseemos saber, nada que deseemos entender. Ya no dudamos, ya no nos rebelamos (por más grupos chafitas de ex bulímicas y gays dizque liberados que fabriquen, no se dejen engañar: ya nadie se rebela), lo único que tenemos de rebeldes son las drogas, nos concentramos en la destrucción de nosotros mismos en vez de la del sistema que nos controla.
¿No les llama la atención esta descripción? A mí me parece sospechoso. Es extraño que los que alguna vez causaron problemas a las instituciones gobernantes, el extracto social que alguna vez fue la fuente de nuevos pensamientos, sea ahora el extracto social más consumista, el blanco número uno del marketing. Es raro que de repente todas las armas de control mental que tiene nuestra sociedad estén apuntadas a nosotros. Es curioso que seamos la parte de la sociedad más maniatada. Miren los medios, miren la “educación”, miren los “iconos” ¿hay ahí algún resquicio por el que nuestra mente pueda dar un respiro? Los jóvenes somos los que más utilizamos la televisión, ¿qué encontramos en ella? Programas insulsos, vacíos, masticados, repletos de mensajes de indolencia, que hacen flácida la mente, que nos distraen de las cosas que quizá podrían despertar en nosotros las ansias de cambiar, de rebelarse realmente. Los jóvenes somos los que más utilizamos el Internet, ¿cuál es la información que se encuentra más fácil? Las noticias amarillistas, o tratadas, mensajes de cómo debemos ser, cómo nos debemos ver, de cómo nos debemos comportar, ¡Vaya libertad! Parece que de todos lados nos llegan gritos que dicen: ¡Compra mi producto y no pienses más! ¡Te entregamos ideas pre-hechas para que sólo tengas que preocuparte por tu imagen! ¡No tomes alcohol pero sinceramente eres muy aburrido si no lo haces! ¡Si eres bello no importa que no sepas contar los dedos de tu mano! ¡Deja la política para otros! ¡Deja tu educación para otros! ¡No hagas preguntas!
Aunque todo indique que somos libres, dado que podemos pensar lo que queramos y decir lo que pensamos ¿por qué está sensación de opresión? Si tenemos una constitución que nos garantiza la libertad… quizá lo que no tengamos es una sociedad que nos garantice la libertad. La sociedad es la que nos oprime cómo jóvenes, y es porque ella misma también está bajo el yugo de la manipulación. Por eso yo les digo, juventud de ahora, gigante embrutecido, no necesitas de nadie para liberarte, tu solo te bastas. En palabras de los jóvenes parisinos del 68: Sean realistas, pidan lo imposible. Cuando los examinen, respondan con preguntas. Olviden todo lo que les han dicho, comiencen a soñar. Arriba la comunicación, abajo la telecomunicación. La mercadotecnia es el opio del pueblo. Compran su felicidad, róbenla. Desabróchense el cerebro tanto cómo sus braguetas. ¡¡¡Creen!!!
4 comentarios:
Me gustan demasiado los posts que escribes. Me sorprende un poco tu afán idealista que puede ser subvaluado hoy en día. Será mi entorno (lleno de gente "entrada" en el sistema, yuppies, como gustes llamarlos) pero a veces pierdo toda esperanza en la juventud. Parece que todos terminamos siendo parte de lo mismo. Hace un par de años un libro de Benedetti era casi un reglamento para el YO contestatario. Hoy comienzo a juzgarlo con distintos ojos. No soy optimista (el mundo me lo impide), pero personas como tú, escribiendo lo que ahs escrito, me hacen pensar que (aunque pocos) sí hay otros que piensan en un mundo diferente. No sé si basten para ser factor de cambio, pero a mí me sirve para empezar mañana otro día, y hacer lo posible por contagiar a otros ese espíritu ideal...
Esta chido lo que escribes, pero para empezar los medios de comunicacion están imponiendonos ser rebledes, ejemplo claro es rbd o la publicidad de guerrilla. El pedo es que nos estan haciendo ser rebledes sin sentido (como se puede ver en tu post no tienes ningun sentido, nadamás es estar vs lo que está de monda cuando en realidad es lo mismo, por lo tanto contradictorio). Otra cosa importante de la crítica esque no propone nada y si propone no se complue porque solamente son palabras y no acciones, así que par alograr un cambio debes actuar. Esta bien que escribas, pero la escritura es algo inmaterial , algo que sólo se queda en el ideal y no se cumple . Te recomiendo que si quieres hacer un cambio mejor ponte a reciclar, o trabajar de voluntaria en una ONG, ayuda, propón. No te estoy agrediendo, ni criticando sólo propongo que seas mas congruente.
Me gusta mucho tu análisis, te basas en el pasado para constatar sobre el presente y sobre todo, nos haces pensar. Es importante que lo hayas escrito al menos si nos referimos a estos tiempos (siento que se ha olvidado) porque nadie lo habia hecho y eso es lo que falta.
De alguna manera se tiene que empezar, no es asi?
antes que nada,
"madura"
pinche topo imbecil
tu tienes de idealista lo que obama de negro
aprende a escribir
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