Miren a la juventud actual (si lo sé, sueno como abuela bigotona, debería de decir más bien mírennos) Estamos inertes, tan estancados como todo lo que nos rodea. Somos una masa uniforme, incapaz de pensar por sí misma, indolente, desesperanzada, controlada. Todos somos dependientes por voluntad propia, completamente seducidos por el “glamour” de la mercadotecnia. Pareciera que los jóvenes de ahora vivimos en una realidad alterna, completamente enajenados de nuestro entorno. El aprendizaje no despierta ningún interés en nosotros, no existe nada que deseemos saber, nada que deseemos entender. Ya no dudamos, ya no nos rebelamos (por más grupos chafitas de ex bulímicas y gays dizque liberados que fabriquen, no se dejen engañar: ya nadie se rebela), lo único que tenemos de rebeldes son las drogas, nos concentramos en la destrucción de nosotros mismos en vez de la del sistema que nos controla.
¿No les llama la atención esta descripción? A mí me parece sospechoso. Es extraño que los que alguna vez causaron problemas a las instituciones gobernantes, el extracto social que alguna vez fue la fuente de nuevos pensamientos, sea ahora el extracto social más consumista, el blanco número uno del marketing. Es raro que de repente todas las armas de control mental que tiene nuestra sociedad estén apuntadas a nosotros. Es curioso que seamos la parte de la sociedad más maniatada. Miren los medios, miren la “educación”, miren los “iconos” ¿hay ahí algún resquicio por el que nuestra mente pueda dar un respiro? Los jóvenes somos los que más utilizamos la televisión, ¿qué encontramos en ella? Programas insulsos, vacíos, masticados, repletos de mensajes de indolencia, que hacen flácida la mente, que nos distraen de las cosas que quizá podrían despertar en nosotros las ansias de cambiar, de rebelarse realmente. Los jóvenes somos los que más utilizamos el Internet, ¿cuál es la información que se encuentra más fácil? Las noticias amarillistas, o tratadas, mensajes de cómo debemos ser, cómo nos debemos ver, de cómo nos debemos comportar, ¡Vaya libertad! Parece que de todos lados nos llegan gritos que dicen: ¡Compra mi producto y no pienses más! ¡Te entregamos ideas pre-hechas para que sólo tengas que preocuparte por tu imagen! ¡No tomes alcohol pero sinceramente eres muy aburrido si no lo haces! ¡Si eres bello no importa que no sepas contar los dedos de tu mano! ¡Deja la política para otros! ¡Deja tu educación para otros! ¡No hagas preguntas!
Aunque todo indique que somos libres, dado que podemos pensar lo que queramos y decir lo que pensamos ¿por qué está sensación de opresión? Si tenemos una constitución que nos garantiza la libertad… quizá lo que no tengamos es una sociedad que nos garantice la libertad. La sociedad es la que nos oprime cómo jóvenes, y es porque ella misma también está bajo el yugo de la manipulación. Por eso yo les digo, juventud de ahora, gigante embrutecido, no necesitas de nadie para liberarte, tu solo te bastas. En palabras de los jóvenes parisinos del 68: Sean realistas, pidan lo imposible. Cuando los examinen, respondan con preguntas. Olviden todo lo que les han dicho, comiencen a soñar. Arriba la comunicación, abajo la telecomunicación. La mercadotecnia es el opio del pueblo. Compran su felicidad, róbenla. Desabróchense el cerebro tanto cómo sus braguetas. ¡¡¡Creen!!!